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RESPIRAR PARA SOBREVIVIR; RESPIRAR PARA NADAR

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RESPIRAR PARA SOBREVIVIR; RESPIRAR PARA NADAR

Transcurría el verano del 2015 en la ciudad de Medellín, Colombia. Mi estadía en la ciudad de la eterna primavera era para participar en los campeonatos panamericanos de natación máster. Abarcando unos 5 días de competencia, el torneo máster más importante del año representaba el evento culminante de 18 tumultuosos meses en los que me vi afectado por varias lesiones, llevándome a considerar el abandono de la meta que había empezado a perseguir a finales del año 2013, después de casi tres años de entrenamientos intermitentes. Encontrándome listo para competir, solo esperaba el momento de la verdad para darlo todo en el agua.

Nunca me imaginaría que, iniciando los campeonatos, viviría una de las experiencias más desagradables en mi carrera como nadador. Durante el segundo día de competencias, participé en la prueba de los 200 metros libre. Tomando la carrera como la que me ayudaría a “romper el hielo”, en términos de sensaciones durante la competencia, me propuse a nadar la prueba sin temor a lo que pudiera pasar con mi cuerpo.

La carrera de los 200 metros libre siempre ha sido mi talón de Aquiles. Ha sido solo como nadador máster y a través de muchas horas de preparación y ensayo que, poco a poco, he aprendido a competirla. Pero, nadar en la altura de Medellín añadía un mayor grado de incertidumbre, el cual no podía controlar y para el cual no me había preparado mientras entrenaba, a nivel del mar, en mi ciudad natal de Santo Domingo, República Dominicana.

Para darte una idea de cómo se siente nadar en altura, intenta lo siguiente. Toma un pedacito de algodón y colócatelo en una de tus fosas nasales. Ahora, trata de correr a máxima velocidad por unos 40 o 50 metros. Tu cerebro, al percibir la falta de aire, enviará una señal de alerta por todo tu cuerpo, tratando de convencerte de detenerte de inmediato.

El precio que pagué al nadar esa prueba fue alto. Los efectos del lactato parecen multiplicarse en la altura y en esa mañana de verano sentí que estuve a punto de desvanecerme en medio de la prueba. Logré finalizar la carrera, registrando un tiempo decente, pero partí de regreso a mi hogar en dominicana valorando más que nunca el poder respirar bien durante una carrera de natación.

Respirar mientras nadas es una acción obligatoria. En fin, si no lo haces te ahogas. Aún con esto en mente, la respiración en la natación no es algo tan simple. En primer lugar, debes aprender cómo respirar correctamente cuando te encuentras dentro del agua. Inmerso en un medio viscoso, como el agua, la técnica de la respiración es prácticamente inversa a cómo la haces fuera del agua. Dentro del agua, debes inhalar por la boca, dejando salir el aire por la nariz. Como si todo esto fuera poco, mientras practicas la natación, debes aprender a desarrollar un patrón de respiración apropiado para que tu desplazamiento sea constante y tu estilo se mantenga balanceado.

Para los estilos como el crol y la mariposa, fallar en la correcta sincronización de la respiración con la acción de los brazos podría causarte serios problemas al nadar. Uno de estos problemas es la rápida reducción de tu ritmo de brazadas. Otra de las barreras que como nadador pudieras encontrarte es el aumento de la resistencia que el agua ejerce sobre tu cuerpo. Esto último sucede con más frecuencia cuando levantas mucho la cabeza para respirar. Independientemente de los retos que enfrentes al intentar nadar con más velocidad, lo cierto es que el suministro de oxígeno hacia los músculos como fuente de energía es vital para poder mantener tu velocidad durante la práctica de la natación.

Irónicamente, la manera más rápida de nadar es haciéndolo sin tomar aire. Desafortunadamente, en cualquier carrera más larga de 50 metros, no respirar causaría que tu cuerpo cree una dependencia catastrófica de las fuentes de energía anaeróbicas. Una de las consecuencias más severas de este cambio es la reducción del pH dentro de tu cuerpo. Una vez tu cuerpo se torna más ácido, los músculos empiezan a perder su habilidad de recuperarse.

Si, si, si, esta es una lección en fisiología del ejercicio que tal vez has leído decenas de veces, sin embargo, es importante saber las consecuencias a la que expones tu cuerpo cuando nadas en ausencia de oxígeno. Continuemos…..

¿Cuál es la manera más efectiva de incrementar el pH? Lógicamente, respirando. El mecanismo que retorna los niveles de pH a la normalidad se asemeja al funcionamiento de una locomotora de vapor. Mientras más rápido se desplaza la locomotora, más vapor emite. En el caso del cuerpo humano, mientras mayor la velocidad de respiración, mayor la cantidad de dióxido de carbono despedido. Este proceso ayuda a que el cuerpo retorne a niveles de pH más neutros.

Mantener estable el ritmo respiratorio durante la práctica deportiva a alta intensidad, no solo mantiene estable el pH de tu cuerpo, también contribuye a prevenir la acidosis (proceso en el que el cuerpo pierde la habilidad de eliminar dióxido de carbono) mediante el perfecto suministro de oxígeno a tus músculos. Este sistema oxidativo (donde abunda el oxígeno) es vital para alcanzar niveles de desempeño óptimos en la natación de alto rendimiento.

Durante los primeros 20 a 25 segundos de una carrera de natación, cuando agotas las sustancias que te proveen de energía explosiva (sustancias como el fosfato de creatina) tu organismo recurre a los restantes sistemas de energía; el aeróbico y el anaeróbico. Cada uno de estos sistemas tiene sus ventajas, pero es solo mediante el uso del sistema anaeróbico que desarrollas la capacidad de reducir el pH de tu cuerpo. Esto quiere decir que, mientras más uses el sistema anaeróbico como sistema de energía, mayor será la producción de potencia durante la práctica de la natación.

Si tomas unos minutos y te pones a estudiar la frecuencia respiratoria de los nadadores de alto nivel y haces una comparación con la frecuencia de otros deportistas, te darás cuenta de que la frecuencia de los atletas más entrenados es significativamente menor. Esto te puede ayudar a entender que los entrenamientos de natación, en su gran parte, se llevan a cabo de manera hipóxica. El significado de esto es que, al entrenar con un suministro de oxígeno limitado hacia los pulmones, los nadadores que han alcanzado un alto nivel de acondicionamiento desarrollan otros mecanismos en sus cuerpos que les permite llevar oxígeno a sus músculos de manera más eficiente, de esta manera ayudándoles a controlar la producción de lactato.

Para desarrollar aún mejor esos mecanismos que ya he mencionado, podrías recurrir a entrenar en altura (por encima de los 1400 msnm), donde el suministro de oxígeno hacia los músculos es más restringido. Pero, cuando se trata de competir en esos ambientes, de veras que no es una experiencia agradable. Para mí, competir en la ausencia parcial de oxígeno durante los panamericanos de Medellín constituyó una experiencia que nunca olvidaré. En altura, tal vez no tengamos alternativa, pero a nivel del mar, no tiene sentido limitarnos el consumo de oxígeno. Por lo tanto, cuando practicamos la natación en atmosferas normales, debemos respirar más, nunca menos.

Si estás enfrentando dificultades para entrenar, acá abajo te dejo un enlace que va a ayudarte.

 

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